Cada decisión en este proyecto fue concebida bajo un mismo enfoque, buscamos crear un oasis botánico emplazado en pleno caos urbano. Esta línea rectora marcó un norte que determinó cada una de las definiciones proyectuales desde lo espacial arquitectónico, pasando por la elección de materiales, equipamiento, recursos gráficos, y principalmente intervenciones paisajísticas.
Inspirados en los antiguos “green houses” de la Inglaterra del fines del siglo XIX, estas grandes construcciones de acero y cristal prefabricadas que en plena revolución industrial albergaban tanto la exuberancia de la vegetación salvaje de los nuevos continentes y a su vez las reuniones de la realeza, en AIRE LIBRE buscamos reflejar desde el lenguaje arquitectónico contemporáneo esta misma dualidad: la rusticidad de un vivero junto a la sofisticación de la alta coctelería. Los antiguos cristales son ahora placas moduladas de policarbonato traslúcido que conforman fachadas tanto interiores como exteriores, y las viejas estructuras de acero se reemplazan por bastidores metálicos que modulan dichas fachadas.
En el mismo sentido la propuesta gastronómica aporta desde su enfoque también ecléctico, clásico pero moderno, hecho posible combinando una cocina de fuegos a leña mediante un gran horno de barro construido artesanalmente, acompañada de una cocina de alta tecnología y complejidad técnica, siendo ambas complementarias y a la vista.
El proyecto se desarrolla en dos plantas sumando más de 900m2 entre interiores y exteriores. A partir de un foyer de acceso que hace de recepción los espacios se articulan integrando áreas abiertas y cerradas, cubiertas y descubiertas, todas siempre abordadas bajo el mismo tratamiento conceptual, desde lo material, la iluminación y las estrategias de biofilia, generando como resultado la indefinición entre el adentro y el afuera.